El 75 % de las personas con adicciones sufre ansiedad severa y casi la mitad ha pensado en suicidarse. Cocaína, alcohol y cannabis: las sustancias más consumidas en un perfil cada vez más envejecido y vulnerable. Las mujeres tardan 18 años en pedir ayuda por adicciones.
Proyecto Hombre presentó esta mañana en la Fundación Tatiana, en rueda de prensa, el Informe 2024 del Observatorio Proyecto Hombre —financiado por el Plan Nacional sobre Drogas—, centrado en la salud mental de las personas con adicciones, la evolución de los perfiles de consumo y las nuevas estrategias de intervención y sensibilización para mejorar la atención.
El informe revela la prevalencia de trastornos mentales entre las personas atendidas, que requieren tratamiento especializado. Los datos son contundentes: más del 75 % presenta ansiedad severa, el 63 % sufre depresión severa y casi la mitad ha experimentado ideación suicida. Además, cerca del 30% ha intentado suicidarse.
Las mujeres, en particular, muestran tasas más elevadas. La mayor vulnerabilidad femenina se debe a múltiples factores, como la carga de hijos, mayores índices de abusos emocionales y físicos, entre otros. El informe destaca la alta comorbilidad entre adicciones y trastornos de salud mental: un 75 % de las personas atendidas sufre ansiedad severa, un 63 % depresión severa y un 46 % ideación suicida.
Tipologías y porcentajes de adicciones
Aunque aún representan un porcentaje menor de los tratamientos, su crecimiento es sostenido, especialmente entre jóvenes.
En cuanto al consumo de sustancias, la cocaína (41,6 %) y el alcohol (36,1 %) se mantienen como las principales drogas por las que se solicita tratamiento. Sin embargo, se observan diferencias significativas por género: mientras que el alcohol es la sustancia principal entre las mujeres (47,6 %), los hombres presentan un mayor consumo de cocaína (43,9 %).
El estudio también señala que, aunque la cocaína y el alcohol siguen siendo las sustancias más consumidas, es necesario prevenir el consumo de cannabis, que se ha normalizado como una práctica habitual desde edades tempranas y suele combinarse con otras sustancias.
Edad de inicio y modelo de asistencia: la gran importancia de la integración laboral y el modelo ambulatorio
La edad de inicio en el consumo también varía: el alcohol comienza a consumirse entre los 15 y 16 años, el cannabis entre los 16 y 17 años, y la cocaína en torno a los 20 años. No obstante, existe un importante retraso en la búsqueda de tratamiento, especialmente en el caso del alcohol, donde la media es de 19 años desde el inicio del consumo hasta la solicitud de ayuda.
Una de las recomendaciones clave del informe es potenciar el modelo ambulatorio, que permite compatibilizar el tratamiento con la vida laboral y familiar.
El informe subraya que la integración laboral es uno de los factores más determinantes para la recuperación sostenida. El programa INSOLA ha beneficiado ya a más de 11.000 personas, y se espera que INSOLA+ alcance a 20.000 hasta 2029. Se recomienda ampliar las alianzas con empresas, fomentar itinerarios personalizados de inserción y promover incentivos para la contratación de personas en proceso de rehabilitación.
Envejecimiento en la población atendida: 37,9 – 40,1 años
Además, se observa un envejecimiento general de la población atendida, con una edad media que ha pasado de 37,9 a 40,1 años, siendo aún más elevada en el caso de las mujeres. La franja de edad predominante se sitúa entre los 34 y 49 años, lo que indica que la mayoría de las personas en tratamiento se encuentran en plena edad productiva.
En el ámbito de la salud física, el informe revela que uno de cada tres usuarios presenta enfermedades crónicas, con una mayor prevalencia entre las mujeres. Asimismo, un tercio de las personas atendidas toma medicación de forma regular.
En cuanto al nivel educativo y la situación laboral, el 45,6 % de las personas atendidas no ha alcanzado el nivel de estudios secundarios. Las mujeres, aunque en menor proporción, están más presentes en sectores feminizados y cualificados. El 10 % de las personas tratadas tiene estudios universitarios.
Situación social, familiar y legal
En el plano social y familiar, el 63,2 % de los usuarios son solteros, una proporción significativamente superior a la de la población general. Las mujeres presentan mayores tasas de separación o divorcio, y un 25,5 % de las personas atendidas vive fuera del entorno familiar, mientras que el 17,3 % vive sola.
Las mujeres, además, inician el tratamiento con mayor carga familiar, el 13,9% de las mujeres tienen hijos a su cargo, frente al 1,7% de los hombres. El informe también destaca la alta prevalencia de situaciones de abuso emocional, y físico, especialmente entre las mujeres, lo que subraya la necesidad de enfoques terapéuticos con perspectiva de género. El 42 % de los usuarios declara que su principal fuente de ingresos es el trabajo, siendo esta proporción mayor entre los hombres.
El informe también aborda la dimensión legal del fenómeno adictivo. El 5,7 % de las personas atendidas inicia tratamiento como resultado de medidas judiciales, siendo esta proporción mayor entre los hombres. Además, el 20,3 % tiene causas judiciales pendientes, principalmente relacionadas con delitos de posesión y tráfico de drogas. Estos datos evidencian la necesidad de reforzar los programas de justicia terapéutica y de ofrecer alternativas al encarcelamiento para personas con problemas de adicción.
Los datos reflejan una realidad compleja, diversa y marcada por fuertes desigualdades de género, con una comorbilidad psicosocial severa. Se refuerza la urgencia de seguir desarrollando modelos integrales y personalizados, que aborden las adicciones desde el enfoque biopsicosocial, con especial atención a las mujeres y a la salud mental. Proyecto Hombre sigue comprometido con un abordaje integral, eficaz e inclusivo que devuelva la dignidad a quienes atraviesan por una adicción.
El documento propone intensificar las campañas de sensibilización para combatir el estigma asociado a las adicciones.
