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Con motivo del Día Sin Juegos de Azar, Proyecto Hombre pone el foco en una de las adicciones más invisibles y extendidas de nuestro tiempo: el juego online. Accesible, normalizado y potenciado por la publicidad, el juego digital afecta a personas de todas las edades, con especial incidencia en jóvenes y adolescentes, y se ha convertido en un grave problema de salud pública.

Desde Proyecto Hombre Almería, se recuerda que el tratamiento de la ludopatía requiere acompañamiento psicológico, terapia grupal y apoyo familiar. La entidad trabaja para ofrecer atención integral a personas afectadas por la adicción al juego y sus entornos.

“El objetivo no es solo dejar de jugar, sino recuperar la vida personal, social y familiar que la adicción arrebata. La prevención y la educación digital son hoy más necesarias que nunca”, destaca Ana Mazón, directora-presidenta de Proyecto Hombre Almería.

Según el Ministerio de Consumo (2023), más del 11 % de los jugadores online muestran síntomas compatibles con la ludopatía, y cerca de 670.000 personas en España presentan problemas graves de juego. Sin embargo, apenas 14.000 están en tratamiento. La brecha entre quienes sufren la adicción y quienes acceden a ayuda profesional refleja la necesidad urgente de reforzar las estrategias de prevención y acompañamiento terapéutico.

La Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) y Proyecto Hombre advierten que la publicidad dirigida a menores, la accesibilidad 24 horas y el anonimato en plataformas online aumentan el riesgo de desarrollar ludopatía. “El juego digital ha sido calificado como la droga del siglo XXI, por su capacidad de generar dependencia progresiva camuflada bajo un barniz de legalidad y glamour”, recuerda Juan Lamas Alonso, director técnico de FEJAR.

El juego deja una profunda huella no solo económica, sino también emocional y social. Ansiedad, insomnio, aislamiento y endeudamiento son algunas de sus consecuencias más comunes.

Testimonio real: Mateo, usuario de Proyecto Hombre Almería

“Desde pequeño siempre he tenido una mala relación con el juego. Empecé con las consolas y el ordenador, y ya de adulto, sobre los 25, con las máquinas tragaperras y los juegos online. Al principio todo parecía controlado, pero con los años se me fue de las manos. Me di cuenta —o más bien se dio cuenta mi familia— de que tenía un problema”, explica Mateo, usuario de Proyecto Hombre Almería.

“El impacto fue grande. Desatendí a mi mujer y a mis hijas, y me endeudé con 2.000 euros. Fue mi familia quien dio el paso por mí, porque yo no veía el problema. Mi consejo es que se dejen ayudar por sus personas cercanas y acudan a un centro especializado. Es muy difícil salir solo. Con interés y asistencia regular a terapia, los cambios llegan. En mi caso, en solo cuatro meses he notado una gran mejora en mi vida.”

Un llamamiento a la responsabilidad social

Proyecto Hombre subraya la necesidad de una mayor regulación publicitaria, la prohibición de los bonos de bienvenida, y un control más estricto del acceso de menores. Asimismo, pide a las empresas de juego —también a las de titularidad pública— que adopten criterios de responsabilidad ética y colaboren activamente en la prevención de esta adicción.

 

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